PRESENTACIÓN DEL LIBRO "OTOÑO EN LA ESTEPA"
Larry D. Andrade y Editorial La Colmena presentaron:
"Otoño en la Estepa. Ambiente, Ganadería y Vínculos en la Patagonia Austral"
el día lunes 8 de noviembre a las 17:30hs, en el Museo de la Patagonia, Sala Chonek.. Centro
Cívico de San Carlos de Bariloche.
Comentó la Sra. Mónica Bendini.
Notas sobre palabras de la Sra. Mónica Bendini (borrador):
"Cuando recibí el libro pensé: justo, el color del otoño es el color de la estepa. Luego, al leerlo, ví que Larry, en la introducción, explica que Otoño en la Estepa es por el descanso, la espera, el agotamiento, un ciclo que concluye …pero también otoño es preparación, también es resistir para renacer y ambas nociones están contenidas en el libro coordinado por Larry Andrade, quien además es autor junto a Valeria Bedacarraxt, Roberto Álvarez y Gabriel Oliva, y que fue editado por La Colmena - Lilia y Liliana Materi una vez más acompañando a grupos de investigadores en estudios rurales en su producción intelectual.
Y ese color de la estepa, color sepia del otoño, nos habla de ambiente seco, de aridez que se torna desierto, de inmensidad aparentemente homogénea y el libro sin embargo nos lleva a reconocer, a diferenciar ambientes, pastizales, a diferenciar su gente, la gente del campo….. los ganaderos.
Los autores nos muestran la diversidad y complejidad de ese ambiente, muestran los vínculos y relaciones que se establecen en el acceso y uso de los recursos…. señalan tendencias.
El libro nos sitúa sin duda claramente en la estepa , en la meseta central de Santa Cruz, en los comportamientos productivos de sus hombres, sus actividades la ganadería, el petróleo y la minería, sus testimonios. Un territorio donde pareciera no haber lugar para la mujer y esa es otra imagen, espacio duro, difícil, asociado a lo masculino, que acompaña a la imágen de inmensidad.
El libro trata, describe la vida rural, más específicamente la cultura productiva identitaria en la estepa, la ganadería extensiva, el ambiente y los vínculos, y el espacio social, las relaciones de poder tal como referencian a Norman Long, sociológo holandés que ha hecho escuela en la sociología rural.
Los autores problematizan e investigan. Para ello, Larry Andrade y Gabriel Oliva trazan los vínculos complejos entre ambiente y sociedad, especialmente en una ruralidad centrada en lo agrario. Y lo hacen desde la tensión entre persistencia de formas y transformaciones históricas, entre ambiente y espacio social.
Larry Andrade y Roberto Álvarez introducen el contexto a manera de marco referencial, abordan el principal problema ambiental y tema central de debate institucional a manera de nodo problema, la "desertificación".
Andrade y Valeria Bedacarraxt desarrollan el interesante marco teórico metodológico de la interacción y la construcción comprensiva.
Andrade, Bedacarraxt y Oliva nos traen la palabra y los necesarios significados de las representaciones de los productores.
Pero van más allá y también proponen. Todos los autores elaboran una propuesta, sugerencias para la acción en un contexto territorial. Muestran y proponen, confieren a su trabajo, alcance de descripción densa y propositivo.
¿Cómo lo hacen? El libro se basa en una aproximación macro combinada con perspectiva microsocial. Para ello, resulta muy interesante como triangulan métodos, acompañan el análisis cuantitativo con la percepción de los actores protagonistas, sus representaciones y no por ello menos riguroso; es parte de la realidad social, y así lo hacen.
Aquí los autores abren paso para introducir un par de reflexiones:
1) Comprender la valiosa triangulación de enfoques integrando métodos y fuentes de datos. Los autores complementan el análisis estadístico con orientaciones y percepciones que le otorgan matiz y profundidad a los datos de hecho.
2) Además, ir más allá del enunciado de ideas. Asumen la trabajosa tarea de mostrar y demostrar que sus enunciados son verdaderos, férreo compromiso con la validación: nada es aceptable sin ella. Ése es el camino del pensamiento crítico.
El libro es una permanente interacción entre teoría apropiada e interpretación reflexiva desde los datos, están expresados en un texto discursivo ameno, riguroso y por qué no poético. El pensar crítico está presente en los autores al revisar y cuestionar ideas ligadas a la vida rural en la Patagonia, sobre la relación entre el agro, la economía y la sociedad... y por qué los resultados convocan a seguir preguntándonos acerca de los procesos productivos y sociales y sus efectos. Señalan que en ese espacio social hay vínculos y también relaciones de poder; por eso es un territorio construido y en construcción, como dice Milton Santos, es producto y productor.
En el camino, los autores como trabajadores intelectuales entreverados con la gente, hacen su propia construcción y muestran la de aquellos con quienes trabajan; eso sólo pudo concretarse con voluntad y capacidades. Seguramente en la iniciativa, cuando emprendieron la investigación y cuando producen el libro, se plantearon alcances y derroteros no totalmente coincidentes. El libro denota momentos claves de creatividad: en el planteo y en la interpretación.
Escribir un libro es decir basta de aprontes: ya es tiempo de iniciar el desafío cognitivo, como invita Göran Theborn, que incluye desarrollos empíricos y teóricos. “En calidad de cientistas sociales trabajamos siempre en un espacio social; nuestro trabajo se da en un espacio de nuestra imaginación intelectual y en un espacio de investigación empírica.” Y en ese pensamiento crítico retomo la tesis de Telma Barreiro, intelectual de la Fundaciòn Bariloche, que escribió en los setenta "La ciencia social crítica". Ella marca allí la importancia del quiebre de las imágenes consolidadas.
Los autores muestran que aún es vigente y necesario, debemos superar lo obvio, lo que aparece como natural: los pequeños productores depredan, no se asocian porque son individualistas, la desertficación es debido a la oveja o al chivo... para mencionar algunos ejemplos relacionados.
Es necesario superar el pensamiento simplista y los autores así lo hacen. Larry y su equipo incursionan en temáticas preeminentes en la región patagónica, en la complejidad del proceso de desertificación, en la historia agraria, en las estrategias productivas y organizativas.
Adoptan una visión amplia de la actividad productiva que permite ponerla en el corazón del concepto de territorio, es decir el conjunto “de vínculos entre el proceso de Producción social del espacio y la Construcción espacial de la sociedad” (Chevallier, 1999).
Los temas tratados en el libro, y seguramente su seguimiento, tiene que ver también con trayectorias institucionales de trabajo (no puedo dejar de mencionar a Elsa Barbería con quien compartí aquí mismo en Bariloche una de las reuniones iniciales sobre la desertificación y que los autores referencian). El libro tiene que ver con historias de vinculación académica y editorial.
De la misma forma que el libro sintetiza un trabajo colectivo de investigadores, una labor sin duda de voluntades coordinadas por Larry Andrade a quien conocía por sus trabajos, por compartir redes temáticas virtuales y hoy nos pudimos conocer personalmente. Es un gusto estar aquí y agradezco sinceramente que me convocara.
Por otro lado, los trabajos están estrechamente vinculados al estudio de las problemáticas regionales del desarrollo territorial y rural regional y en su camino ha habido conexiones con organismos del Estado, del aparato científico tecnológico, con organizaciones sociales.
El libro se ubica en la intersección de líneas o estudios de base y de áreas prioritarias de investigaciones aplicadas. Podríamos decir que se deducen momentos de “sinergia” entre inquietudes e iniciativas científicas y las necesidades y demandas del Estado y de la sociedad civil.
Es así porque la investigación científica es un fenómeno social, como dice la antropóloga social Hebe Vessuri, y las tramas de la vinculación se construyen en cada tiempo y espacio.
Para precisar, el aporte del libro es problematizar la situación de la ganadería extensiva en la Patagonia, es mostrar los ganaderos, sus comportamientos, sus sentidos. No sólo comprender qué y cómo se hace para crecer, para aumentar la productividad y los rendimientos, sino también, quiénes lo hacen y quiénes reciben los diferentes impactos.
Queda claro en el libro que estos sujetos no son individuos aislados, sino que sus comportamientos expresan también determinaciones supra-individuales que tiene que ver con la historia, el contexto geográfico, la cultura, el espacio societal producto de conflictos, consensos, egociaciones y renegociaciones.
Por otro lado, la creciente globalización y la modernización están produciendo una simplificación de nuestras realidades con la consiguiente pérdida de la diversidad en el análisis y diagnósticos. Frente a ello, debemos resaltar la contribución que hace este equipo: pues introduce un componente de exploración más analítica diferenciando los procesos sociales y ambientales, sus vínculos y sus impactos. Generan innovaciones sociales que tienen que ver con develar comprensivamente los significados.
Algo para resaltar es la consideración de la ganadería como valor cultural, el alma ganadera, el mandato de ser ganadero, la importancia de la tierra y los animales.
Entendemos que este libro puede aportar mucho al tema de las innovaciones, ya que las innovaciones técnicas tienen fuertes impactos sociales y, si su visión es descontextuada, no es completa, pueden fracasar las intervenciones y las políticas.
Respecto de los vínculos que desovillan los autores, (desenmarañan), como dice el antropólogo francés Gérard Althabe, los cientistas sociales en su quehacer son hombres “contorsionados” como única forma de combinar conocimiento y acontecimiento.
La fuerza de las ciencias sociales está en la reflexión crítica pero basada en la investigación empírica tal como nos muestran los desarrollos de este libro, donde la conexión ciencia/sociedad y ciencia/política impregna el campo del saber y del actuar.
En el clima social, científico e institucional, hasta hace algunos años estaba bastante instalada la famosa división entre ciencias duras y blandas que tenía consecuencias para la inclusión de las contribuciones de las ciencias sociales en la toma de decisiones. Sin embargo, este libro muestra que hay problemas que necesariamente requieren trabajo interdisciplinario y donde las ciencias sociales pueden realizar aportes, replantear iniciativas y hacer propuestas.
Es así porque en los últimos años fueron apareciendo nuevos interlocutores en la sociedad, nuevas agendas que incluyen más abiertamente los estudios sociales en los campos de la tecnología y el desarrollo productivo. Lo social parecería dejar ya su papel en el discurso, y hay signos de una inclusión más cabal en los planteos, en los diagnósticos, en la definición y contenidos de las programas y proyectos: Otoño en la estepa contribuye a ello.
Una última reflexión: La validación empírica y el talento científico están incompletos sin la voluntad y el compromiso. El educador venezolano Simón Rodríguez de fines del siglo XIX decía “O inventamos o erramos”, mandato que retoman también Gabriel, Roberto, Valeria y Larry en el libro que hoy se presenta.
Los invito a leerlo. Muchas gracias.
Mónica Bendini
Bariloche, el 8 de noviembre 2010
"Cuando recibí el libro pensé: justo, el color del otoño es el color de la estepa. Luego, al leerlo, ví que Larry, en la introducción, explica que Otoño en la Estepa es por el descanso, la espera, el agotamiento, un ciclo que concluye …pero también otoño es preparación, también es resistir para renacer y ambas nociones están contenidas en el libro coordinado por Larry Andrade, quien además es autor junto a Valeria Bedacarraxt, Roberto Álvarez y Gabriel Oliva, y que fue editado por La Colmena - Lilia y Liliana Materi una vez más acompañando a grupos de investigadores en estudios rurales en su producción intelectual.
Y ese color de la estepa, color sepia del otoño, nos habla de ambiente seco, de aridez que se torna desierto, de inmensidad aparentemente homogénea y el libro sin embargo nos lleva a reconocer, a diferenciar ambientes, pastizales, a diferenciar su gente, la gente del campo….. los ganaderos.
Los autores nos muestran la diversidad y complejidad de ese ambiente, muestran los vínculos y relaciones que se establecen en el acceso y uso de los recursos…. señalan tendencias.
El libro nos sitúa sin duda claramente en la estepa , en la meseta central de Santa Cruz, en los comportamientos productivos de sus hombres, sus actividades la ganadería, el petróleo y la minería, sus testimonios. Un territorio donde pareciera no haber lugar para la mujer y esa es otra imagen, espacio duro, difícil, asociado a lo masculino, que acompaña a la imágen de inmensidad.
El libro trata, describe la vida rural, más específicamente la cultura productiva identitaria en la estepa, la ganadería extensiva, el ambiente y los vínculos, y el espacio social, las relaciones de poder tal como referencian a Norman Long, sociológo holandés que ha hecho escuela en la sociología rural.
Los autores problematizan e investigan. Para ello, Larry Andrade y Gabriel Oliva trazan los vínculos complejos entre ambiente y sociedad, especialmente en una ruralidad centrada en lo agrario. Y lo hacen desde la tensión entre persistencia de formas y transformaciones históricas, entre ambiente y espacio social.
Larry Andrade y Roberto Álvarez introducen el contexto a manera de marco referencial, abordan el principal problema ambiental y tema central de debate institucional a manera de nodo problema, la "desertificación".
Andrade y Valeria Bedacarraxt desarrollan el interesante marco teórico metodológico de la interacción y la construcción comprensiva.
Andrade, Bedacarraxt y Oliva nos traen la palabra y los necesarios significados de las representaciones de los productores.
Pero van más allá y también proponen. Todos los autores elaboran una propuesta, sugerencias para la acción en un contexto territorial. Muestran y proponen, confieren a su trabajo, alcance de descripción densa y propositivo.
¿Cómo lo hacen? El libro se basa en una aproximación macro combinada con perspectiva microsocial. Para ello, resulta muy interesante como triangulan métodos, acompañan el análisis cuantitativo con la percepción de los actores protagonistas, sus representaciones y no por ello menos riguroso; es parte de la realidad social, y así lo hacen.
Aquí los autores abren paso para introducir un par de reflexiones:
1) Comprender la valiosa triangulación de enfoques integrando métodos y fuentes de datos. Los autores complementan el análisis estadístico con orientaciones y percepciones que le otorgan matiz y profundidad a los datos de hecho.
2) Además, ir más allá del enunciado de ideas. Asumen la trabajosa tarea de mostrar y demostrar que sus enunciados son verdaderos, férreo compromiso con la validación: nada es aceptable sin ella. Ése es el camino del pensamiento crítico.
El libro es una permanente interacción entre teoría apropiada e interpretación reflexiva desde los datos, están expresados en un texto discursivo ameno, riguroso y por qué no poético. El pensar crítico está presente en los autores al revisar y cuestionar ideas ligadas a la vida rural en la Patagonia, sobre la relación entre el agro, la economía y la sociedad... y por qué los resultados convocan a seguir preguntándonos acerca de los procesos productivos y sociales y sus efectos. Señalan que en ese espacio social hay vínculos y también relaciones de poder; por eso es un territorio construido y en construcción, como dice Milton Santos, es producto y productor.
En el camino, los autores como trabajadores intelectuales entreverados con la gente, hacen su propia construcción y muestran la de aquellos con quienes trabajan; eso sólo pudo concretarse con voluntad y capacidades. Seguramente en la iniciativa, cuando emprendieron la investigación y cuando producen el libro, se plantearon alcances y derroteros no totalmente coincidentes. El libro denota momentos claves de creatividad: en el planteo y en la interpretación.
Escribir un libro es decir basta de aprontes: ya es tiempo de iniciar el desafío cognitivo, como invita Göran Theborn, que incluye desarrollos empíricos y teóricos. “En calidad de cientistas sociales trabajamos siempre en un espacio social; nuestro trabajo se da en un espacio de nuestra imaginación intelectual y en un espacio de investigación empírica.” Y en ese pensamiento crítico retomo la tesis de Telma Barreiro, intelectual de la Fundaciòn Bariloche, que escribió en los setenta "La ciencia social crítica". Ella marca allí la importancia del quiebre de las imágenes consolidadas.
Los autores muestran que aún es vigente y necesario, debemos superar lo obvio, lo que aparece como natural: los pequeños productores depredan, no se asocian porque son individualistas, la desertficación es debido a la oveja o al chivo... para mencionar algunos ejemplos relacionados.
Es necesario superar el pensamiento simplista y los autores así lo hacen. Larry y su equipo incursionan en temáticas preeminentes en la región patagónica, en la complejidad del proceso de desertificación, en la historia agraria, en las estrategias productivas y organizativas.
Adoptan una visión amplia de la actividad productiva que permite ponerla en el corazón del concepto de territorio, es decir el conjunto “de vínculos entre el proceso de Producción social del espacio y la Construcción espacial de la sociedad” (Chevallier, 1999).
Los temas tratados en el libro, y seguramente su seguimiento, tiene que ver también con trayectorias institucionales de trabajo (no puedo dejar de mencionar a Elsa Barbería con quien compartí aquí mismo en Bariloche una de las reuniones iniciales sobre la desertificación y que los autores referencian). El libro tiene que ver con historias de vinculación académica y editorial.
De la misma forma que el libro sintetiza un trabajo colectivo de investigadores, una labor sin duda de voluntades coordinadas por Larry Andrade a quien conocía por sus trabajos, por compartir redes temáticas virtuales y hoy nos pudimos conocer personalmente. Es un gusto estar aquí y agradezco sinceramente que me convocara.
Por otro lado, los trabajos están estrechamente vinculados al estudio de las problemáticas regionales del desarrollo territorial y rural regional y en su camino ha habido conexiones con organismos del Estado, del aparato científico tecnológico, con organizaciones sociales.
El libro se ubica en la intersección de líneas o estudios de base y de áreas prioritarias de investigaciones aplicadas. Podríamos decir que se deducen momentos de “sinergia” entre inquietudes e iniciativas científicas y las necesidades y demandas del Estado y de la sociedad civil.
Es así porque la investigación científica es un fenómeno social, como dice la antropóloga social Hebe Vessuri, y las tramas de la vinculación se construyen en cada tiempo y espacio.
Para precisar, el aporte del libro es problematizar la situación de la ganadería extensiva en la Patagonia, es mostrar los ganaderos, sus comportamientos, sus sentidos. No sólo comprender qué y cómo se hace para crecer, para aumentar la productividad y los rendimientos, sino también, quiénes lo hacen y quiénes reciben los diferentes impactos.
Queda claro en el libro que estos sujetos no son individuos aislados, sino que sus comportamientos expresan también determinaciones supra-individuales que tiene que ver con la historia, el contexto geográfico, la cultura, el espacio societal producto de conflictos, consensos, egociaciones y renegociaciones.
Por otro lado, la creciente globalización y la modernización están produciendo una simplificación de nuestras realidades con la consiguiente pérdida de la diversidad en el análisis y diagnósticos. Frente a ello, debemos resaltar la contribución que hace este equipo: pues introduce un componente de exploración más analítica diferenciando los procesos sociales y ambientales, sus vínculos y sus impactos. Generan innovaciones sociales que tienen que ver con develar comprensivamente los significados.
Algo para resaltar es la consideración de la ganadería como valor cultural, el alma ganadera, el mandato de ser ganadero, la importancia de la tierra y los animales.
Entendemos que este libro puede aportar mucho al tema de las innovaciones, ya que las innovaciones técnicas tienen fuertes impactos sociales y, si su visión es descontextuada, no es completa, pueden fracasar las intervenciones y las políticas.
Respecto de los vínculos que desovillan los autores, (desenmarañan), como dice el antropólogo francés Gérard Althabe, los cientistas sociales en su quehacer son hombres “contorsionados” como única forma de combinar conocimiento y acontecimiento.
La fuerza de las ciencias sociales está en la reflexión crítica pero basada en la investigación empírica tal como nos muestran los desarrollos de este libro, donde la conexión ciencia/sociedad y ciencia/política impregna el campo del saber y del actuar.
En el clima social, científico e institucional, hasta hace algunos años estaba bastante instalada la famosa división entre ciencias duras y blandas que tenía consecuencias para la inclusión de las contribuciones de las ciencias sociales en la toma de decisiones. Sin embargo, este libro muestra que hay problemas que necesariamente requieren trabajo interdisciplinario y donde las ciencias sociales pueden realizar aportes, replantear iniciativas y hacer propuestas.
Es así porque en los últimos años fueron apareciendo nuevos interlocutores en la sociedad, nuevas agendas que incluyen más abiertamente los estudios sociales en los campos de la tecnología y el desarrollo productivo. Lo social parecería dejar ya su papel en el discurso, y hay signos de una inclusión más cabal en los planteos, en los diagnósticos, en la definición y contenidos de las programas y proyectos: Otoño en la estepa contribuye a ello.
Una última reflexión: La validación empírica y el talento científico están incompletos sin la voluntad y el compromiso. El educador venezolano Simón Rodríguez de fines del siglo XIX decía “O inventamos o erramos”, mandato que retoman también Gabriel, Roberto, Valeria y Larry en el libro que hoy se presenta.
Los invito a leerlo. Muchas gracias.
Mónica Bendini
Bariloche, el 8 de noviembre 2010
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